Hace unos días utilicé la palabra terpenos para explicarle a una compañera de la clase de yoga que hay días en que mi cuerpo funciona mejor dependiendo de estas sustancias que son parte del cannabis medicinal y de mi rutina de salud.
Los terpenos, aún cuando no los identifiquemos con la palabra, los conocemos desde hace muchos años, pero no les prestamos la atención que merecen. Sabemos que existen porque los olemos en las flores, en las hierbas aromáticas, las frutas y vegetales y en las especias.
En el asunto del cannabis, en cuya planta pueden encontrarse cerca de 200 terpenos, hay unos que tienen mayor concentración que otros, por lo que podemos identificarlos con cierta facilidad.
Habiendo estudiado algunos detalles de la composición química del cannabis, me di cuenta de que hay una relación directa entre el cambio de alimentación que sufrió la sociedad con la revolución industrial del siglo pasado, el desarrollo de enfermedades y la proliferación desmedida de fármacos con efectos secundarios. No hay que ser científico ni médico para darse cuenta de lo evidente.
¿Qué tienen que ver los terpenos con el funcionamiento del cuerpo?
Hay días cuando uno se siente más ansioso que de costumbre, o tiene acidez estomacal, algún dolor, inflamación o solo necesita un relajante muscular. Para cada una de estas condiciones hay un terpeno que puede ayudar a aliviarla de manera segura y eficaz.
Un poco de Linalool en una cepa cannabica, usada en microdosificación, resulta conveniente contra la acidez. El Limoneno es un éxito y el Humuleno es perfecto como antiinflamatorio y antitumoral. Para relajar los músculos, las cepas con Mirceno son muy recomendadas.
Una nota que facilita entender de manera simple esto de los terpenos la ofrece el amigo y doctor Jaime Claudio, quien indica que el Mirceno se encuentra en cepas de cannabis indica mientras que el Limoneno está en las sativas.
Aún me falta estudiar cuál terpeno me ayuda a bregar con el gobierno y su inacción ante la complejidad de educar a los pacientes de los beneficios del cannabis medicinal, a interesarse en dar protección a los derechos del paciente y a tener un sistema de licencias como se tenía al principio, una licencia pequeña emitida por el estado con carácter de seriedad.
Quiero averiguar qué terpenos se usan contra la mediocridad e ignorancia de muchos políticos de turno, y la falta de compromiso con los pacientes cannábicos y con una industria que puede ser modelo para otros países.
Me resta intentar seguir aprendiendo desde mi universo personal para educar mediante espacios serios como este, viendo el mundo de posibilidades que hay para pacientes que buscan dignidad aun cuando nos llamen “arrebataos”.
Por Amanda Díaz de Hoyo
